La importancia del «pensamiento crítico»

¿Por qué se ha vuelto fundamental y necesario desarrollar el “pensamiento crítico”?

  • Aumento exponencial de la cantidad de información disponible
  • Aumento de la accesibilidad (on-line, veloz, todo el tiempo)
  • Multiplicación del número de las fuentes productoras de información
  • Descentralización de la producción y distribución de la información
  • Disminución dramática de la calidad y la seriedad de la información
  • Contenidos sesgados o manipulados por conveniencia comercial o política
  • Big data y algoritmos que maximizan el impacto o resultado (sin una hipótesis)
  • Algoritmos que sesgan y filtran el acceso a la información por perfil del usuario
  • Polarización de la opinión (debido a lo anterior)
  • Medios de comunicación, expertos y universidades sustituidos por otras fuentes
  • Redes sociales, blogs y websites sin control de calidad ni control regulatorio
  • Hábitos de lectura pobres. Lectura de titulares o resúmenes pre-digeridos.
  • Posverdad que utiliza la emoción y la empatía en busca de “seguidores” y “likes”
  • Fake News que solo buscan la viralización del engaño o el daño reputacional
  • Los intereses económicos se posicionan por encima de todo interés en saber

¿Qué significa tener habilidades para el “pensamiento crítico”?

  • Actitud abierta a evaluar todas las diferentes alternativas en pie de igualdad
  • Actitud de exploración cuidadosa, curiosa, activa y reflexiva
  • Apertura hacia lo nuevo y falta de prejuicios
  • Se basa en observaciones, argumentos y razonamiento lógico
  • Emplea proposiciones “falsables”, que aceptan la posibilidad de su propia negación
  • Postura escéptica con las creencias y los supuestos que no son explícitos
  • Postura evaluativa y cuestionadora con las creencias y los supuestos ya explícitos
  • Postura meta-cognitiva: pensar acerca de cómo estamos pensando
  • Enfocado en determinar qué argumento (entre varios) resulta más confiable
  • Orientado a la solución, a qué nos puede ofrecer este argumento
  • No defiende o aboga, ni ataca o debilita ya que no tiene una posición tomada
  • Cuestiona cada paso: la observación, la interpretación, la explicación y la conclusión
  • Presta atención detallada a los significados de cada palabra empleada
  • Define solo mediante acuerdos y consensos, y no unilateralmente
  • No cree en “verdades definitivas” o “indiscutibles” (dogmas cerrados)
  • Todo puede ser re-evaluado a la luz de nuevas observaciones o interpretaciones
  • Se centra en el proceso de pensamiento y no en la “autoridad” de quien habla
  • No deja que las emocionalidades (propias o ajenas) desvíen el proceso
  • Conoce y gestiona el impacto de los diferentes sesgos cognitivos   

¿Qué consecuencias puede tener un “pensamiento crítico” pobre o inexistente?

  • Desarrollar “visión de túnel” debido a los algoritmos y filtros de información
  • Puntos ciegos: no saber que uno no sabe; creer que uno sabe cuando no es el caso  
  • Creer en discursos emotivos, pero sin fundamentos comprobados
  • Perpetuar un estado de ignorancia por el cierre sobre las propias creencias
  • Ser manipulado o utilizado por terceros (inescrupulosos, pero más astutos)
  • Confundir slogans para la venta y el marketing con los hechos
  • Confundir un discurso político con una argumentación válida  
  • Simpatizar con diferentes tipos de fanatismos (muchas veces sin saberlo)
  • Empatizar con ideologías y doctrinas extremas (muchas veces sin saberlo)
  • Caer en el ilusionismo populista, conspiracionista o de las sectas

¿Qué tipo de experiencias y prácticas me pueden servir para desarrollar ese “pensamiento crítico”?

  • Leer y estudiar de fuentes diversas, heterogéneas, multidisciplinarias. Autores diferentes, de países y escuelas con distintos enfoques y perspectivas.
  • No tomar lo primero que leo como algo cierto. Contrastar, investigar, comparar, dudar, buscar opiniones disonantes. Salir de la ortodoxia y del pensamiento “dentro de la caja”. Preguntarse siempre quien gana y quien pierde si esto que se afirma fuera cierto. Los intereses y las agendas ocultas siempre sesgan una exploración abierta.  
  • Moverse hacia niveles de abstracción superior (tipos lógicos más elevados). Meta pensamientos. Pensar sobre cómo estoy pensando. Preguntarme sobre cómo estoy preguntando. Detectar los modelos mentales subyacentes y los supuestos o paradigmas de partida.
  • Preguntarse ¿Por qué? cinco veces seguidas para llegar al fondo de la cuestión.
  • No guiarse por los “exegetas” que citan e interpretan a otros grandes autores. Si un autor dice algo importante, entonces hay que ir directamente a la propia fuente y tener una interpretación propia de lo que ese autor dice y propone, sin intermediarios.
  • No “casarse” con ciertos autores por preferencia o por resonancia. Escuchar a sus detractores y qué es lo que están cuestionando. Tampoco “casarse” con métodos, escuelas, corrientes, instituciones, doctrinas, ideologías o “mejores prácticas”. Es mejor conservar la autonomía y la independencia de opinión para poder elegir o rechazar ideas con total libertad.
  • Al escuchar voces y perspectivas muy diferentes, retener mi juicio y mi palabra. Prestar atención sin juzgar y sin pensar en mis objeciones. Entender o preguntar más con curiosidad genuina. El “pensamiento crítico” no significa criticar todo aquello que suena distinto a lo que yo creía.
  • Si lo que escucho me provoca una molestia o malestar, tomar ventaja de esa oportunidad y explorar a fondo mi propia reacción. Encontrar ese espacio “sagrado” que ha sido vulnerado y que me provoca incomodidad.
  • Rodearse e interactuar con una red de personas cuyo pensamiento es diferente, alternativo, desafiante, inspirador, creativo, innovador, desprejuiciado, lateral, fuera de la caja. Eso va a expandir mi propia zona de confort y “mis umbrales de tolerancia cognitiva”. Lo mismo a la hora de elegir lo que leo, ir por autores que me lleven a otro nivel en lugar de autores que confirman y ratifican lo que ya creía previamente.
  • Utilizar el «brainstorming» o el «crowdsourcing». Utilizar ideas de personas y campos distantes e inconexos. Practicar la “fertilización cruzada” de ideas. Unir, articular, relacionar, jugar libremente con las ideas.
  • Cuando hay un exceso de ortodoxia o convergencia, buscar la divergencia, agitar las aguas para buscar una mayor riqueza de fuentes e ideas. Cuanto más básica e ingenua es la pregunta, mayor es su potencial liberador.
  • Conocer bien y gestionar los sesgos cognitivos más habituales. En uno mismo y en los demás.
  • Desarrollar el vocabulario. Ser capaz de expresar lo que uno piensa con propiedad, con claridad y simplicidad. Utilizar correctamente los significados. Ser exacto, estricto y meticuloso con el uso del lenguaje y las palabras. El vocabulario es también una importantísima barrera de acceso: si no entendemos lo que nos dicen o lo que leemos, es difícil aprender y, mucho más, cambiar.
  • Utilizar las preguntas como un instrumento de investigación y exploración abierta. Para provocar, movilizar, catalizar y profundizar en los temas. No utilizar la pregunta como en un “multiple choice”, en donde se busca evaluar si la persona conoce la respuesta “correcta”. Si “la verdad” es conocida por alguien de antemano, entonces garantizado que no habrá un dialogo genuino sino un debate con defensas y ataques argumentales entre ciertas posiciones ya tomadas.
  • Detectar y hacer explicitas las inconsistencias, incongruencias e incoherencias entre argumentaciones. De tal modo que la propuesta argumental que se elabora sea robusta y confiable. No usar las preguntas para herir o ridiculizar a otros, las emociones nublan la calidad de los razonamientos.
  • Desarrollar una observación atenta, abierta, detallada y desprejuiciada de los eventos o fenómenos que se pretende explicar. Si observo desde paradigmas y creencias muy fuertes (sean conscientes o no), la observación ya está sesgada, limitada, condicionada o constreñida a priori.  Toda explicación posterior arrastrará vicios de origen.  

pensamiento critoco

¿Con desarrollar el pensamiento crítico es suficiente?

Francamente, no. Pero es un buen comienzo.

Imaginemos a un brillante abogado con dotes de oratoria, argumentación, elocuencia, asertividad, estrategia, puesta en escena y una narrativa convincente, pero que utiliza todo su talento para defender a los delincuentes. Cuando eso ocurre, visualizamos el riesgo.

Cuando el pensamiento crítico no es acompañado por la integridad y por el coraje para aceptar todas las posibles consecuencias de la búsqueda de la mejor verdad consensual, no le sirve de mucho ni a la sociedad ni al individuo. Sin un compromiso profundo con la imparcialidad y con el conocimiento desinteresado, el pensamiento crítico es como otras competencias, pasible de ser manipulado o instrumentalizado.

Lic. Leandro Javier Perez Surraco

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Bibliografía complementaria

The Oxford Guide to Effective Argument and Critical Thinking. (2014) Colin Swatridge

Pensar rápido, pensar despacio. (2013) Daniel Kahneman

The Cognitive Bias Codex (wikimedia.org)

Infographic: 50 Cognitive Biases in the Modern World (visualcapitalist.com)

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