La construcción prehistórica de Stonehenge fue diseñada de tal modo que sus bloques queden alineados perfectamente con la dirección de la salida del solsticio de verano y con la puesta del sol del solsticio de invierno. Alguien sabía muy bien lo que hacía cuando planificó la posición de cada piedra para alinear el conjunto de su obra con el movimiento del sol en el cielo.
Los seres humanos heredamos la genética de padres y ancestros en nuestro linaje. Los hábitos y nuestra forma de vivir, cultura, lenguaje, estudios e influencia social terminan dejando una impronta clara de preferencias, inclinaciones y tendencias que consideramos parte de nuestra identidad.
Si somos buenos observadores de nosotros mismos o prestamos atención a lo que otros nos dicen, podremos ir descubriendo progresivamente nuestros propios talentos.
Descubrir en qué somos buenos y haciendo qué cosas nos sentimos más cómodos, es la primera gran alineación que necesitamos para poder crecer y desarrollarnos.
Hoy en día existe una enorme cantidad de evaluaciones psicológicas bien validadas que nos permiten explorar y descubrir cuales son nuestros diferentes talentos (Insights Discovery, MBTI, DISC, StrengthFinder, Luscher, Belbin, Hogan, etc.).
Un talento es un patrón recurrente de pensamiento, sentimiento o comportamiento que se puede aplicar de manera productiva.
La segunda alineación es lograr desarrollar esos talentos naturales para que se conviertan en auténticas fortalezas.
Una fortaleza es la capacidad de desempeñarse consistentemente de manera extraordinaria y manteniendo la motivación.
En el desarrollo de las fortalezas juegan un rol de gran importancia los padres, maestros, coachs, entrenadores, profesores, instructores, mentores, consejeros, expertos e influenciadores. Ellos constituyen una red social de soporte, retroalimentación y conocimiento.
También tienen un rol fundamental una serie de factores intrapersonales como la perseverancia, la disciplina, la automotivación, el foco, el nivel de esfuerzo, la resiliencia, la paciencia, la técnica, la ambición, la capacidad de aprender y mejorar.
La tercera gran alineación es encontrar una profesión o un tipo de trabajo en donde uno pueda aplicar la mayor cantidad posible de fortalezas y talentos, al mismo tiempo que minimiza la exposición de debilidades y limitaciones. De este modo, el logro de resultados extraordinarios cierra un círculo virtuoso de refuerzo positivo y reconocimiento que acelera la espiral de cambio y mejora.
La cuarta alineación es que el contexto o el ambiente de trabajo (afectivo, social, valores, equidad, compensación, entrenamiento, liderazgo, etc.) sea adecuado para nuestra retención, aprendizaje, valoración y crecimiento.
La quinta alineación es la resultante de mantener un buen balance, coherencia y consistencia entre ese trabajo en donde uno ha logrado hacer lo que sabe y le gusta, junto con las otras dimensiones de la vida: creencias, valores, familia, amigos, amor, salud, nutrición, ejercicio, hobbies, diversión, contribución, legado comunitario, espiritualidad y significado.
Esta totalidad bien alineada e integrada es la que conduce a la autorrealización, el bienestar y la felicidad.

Al igual que en Stonehenge, se necesita buena observación, mucha dedicación y varias alineaciones simultáneas para lograr todas estas metas sincronizadas. Quienes lo consiguen pueden considerarse muy afortunados y agradecidos.
Nota del Lic. Leandro Javier Perez Surraco
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