Inspiración, renovación y reinvención personal

Inspiración creativa y rutina

Entre leyes, regulaciones, procesos de trabajo, políticas, procedimientos, reglas, protocolos, mejores prácticas, descripciones de puesto, expectativas, objetivos de desempeño y otros estándares, queda definido un espacio de cuadrícula bastante estrecho para el desarrollo de la creatividad, la exploración y la experimentación.  

A veces nos podemos ver inmersos en rutinas, o nos podemos sentir aburridos incluso con un trabajo lleno de estrés y de fechas límite. Ni el apuro ni la ansiedad logran postergar demasiado el llamado de la auto-realización. “Crear” involucra una danza armónica entre el pensar, el emocionar y el hacer. Por ello resulta tan esencial para el bienestar de la persona.  

Surge a veces una necesidad interior de inspiración: ¿Qué puedo hacer para renovarme, reinventarme y salir de «la cuadrícula”? ¿Cómo puedo escapar de las rutinas que nublan mi energía creativa?

Algunos invierten el dinero que ganan en el trabajo para lograr experiencias placenteras fuera del trabajo. Se van de vacaciones al sudeste asiático, se compran un automóvil o un teléfono. Funciona por un tiempo. Distrae, anestesia y entretiene, pero luego, es el regreso más de lo mismo…  

Otros, sin llegar al cansancio o al aburrimiento, simplemente necesitan de niveles más altos de inspiración porque trabajan como diseñadores, arquitectos, artistas, escritores, músicos, publicistas u otras profesiones que dependen de un flujo constante de creatividad.

El motor de las ideas

La inspiración es un motor de ideas. Trabajando con esas ideas, se producen nuevas conexiones creativas, y a partir de esos prospectos creativos pueden surgir (o no) aplicaciones prácticas innovadoras. Es una secuencia con forma de embudo. Muchas ideas y pensamientos dispersos, unas cuantas conexiones creativas y, tal vez, alguna innovación.  

Inspirar, viene del latín in (hacia adentro) y spirare (soplar), soplar aire hacia adentro, llenarse de aire fresco. Curiosamente, el término se vinculó al comienzo de la era cristiana con la idea de ser influenciado por un espíritu o divinidad.

Lo cierto es que, con la ayuda de “musas inspiradoras” o sin ellas, todos necesitamos de fuentes de inspiración, de renovación y de reinvención para romper con las rutinas, encontrar nuevas respuestas y poder expresar nuestro potencial humano.  

La inspiración es una experiencia subjetiva, súbita y efímera. Aparece de golpe, es como si algo se nos manifestara. Debemos “atraparla” y trabajarla mentalmente para darle una forma. Dedicarle tiempo, energía y cierto afecto. 

Inspiración

 

Fuentes de inspiración

Las fuentes de inspiración son extremadamente variables y diversas. Para algunos son personas, modelos a seguir, maestros, mentores, líderes que nos influencian y a quienes deseamos imitar. Otras veces puede resultar inspirador el efecto de las artes: pintura, música, literatura, escultura, danza, arquitectura, poesía, cine, video o fotografía. Algunos se inspiran con la naturaleza, los paisajes, los viajes, los contrastes geográficos, culturales o lingüísticos. Otros se inspiran con el amor, con un fracaso, con una necesidad, con el contenido de un sueño, leyendo un libro, tras una meditación, con una conversación o caminando por el bosque.

Conectamos a través metáforas. Relacionamos ideas y conceptos que antes estaban disociados, en oposición, en otro contexto, dispersos, revueltos o en el campo de alguna ciencia o disciplina ajena. Crear es siempre una transgresión a lo usual y a lo cotidiano. El cerebro necesita glucosa, la mente necesita libertad y autonomía. 

La inspiración resuena y conecta repentinamente con nosotros a nivel intelectual y emocional. Nos moviliza inmediata e imperiosamente hacia la acción y eso la vuelve profundamente disruptiva y transformadora del status quo. La inspiración rompe con el pasado y busca el cambio intencional para poder darle forma a la imaginación. Requiere de ingenuidad pero también de coraje y determinación.

En un contexto de permanente apuro, con agendas apretadas, viajes, llegando a casa cansados y todavía intentando cumplir con la agenda social y familiar, nos alejamos paulatinamente de aquellas personas, lugares, actividades y contextos inspiradores.

Si no oponemos una resistencia activa y selectiva, la agenda se va poblando de múltiples obligaciones que consumen nuestro tiempo y nos dejan sin energía y sin novedad. Como consecuencia, nos vamos “secando” lentamente, envejecemos por dentro al adaptarnos a fluir con el apuro y la repetición.  

Renovación y reinvención 

La renovación y la reinvención personal no son un pequeño “tour” ni tampoco funcionan como el zapping frente al televisor. Es el hábito de seleccionar entornos y fuentes de inspiración, darles luego una oportunidad, un espacio y un tiempo para que pueda madurar la conexión mental creativa. Propiciar contextos, entornos y actitudes creativas tal vez no garantiza el éxito, pero no hacer nada solo le da perpetuidad a lo que ya es.

La persona vive sus momentos de inspiración de maneras muy distintas según tenga un estilo más sensorial (perceptivo a los estímulos del entorno que llegan a través de sus sentidos), o según tenga un estilo introvertido y reflexivo (más inclinado hacia el flujo de sus propios pensamientos y emociones).

Al hablar de una “conexión o resonancia” inspiradora, hacemos referencia a la primera fase de un proceso mucho más largo que canaliza la inspiración hacia un logro innovador y tangible. El proceso, a grandes rasgos, sigue esta secuencia:

  1. Atención y sensibilidad para percibir con amplitud y conectar ideas
  2. Intención de tomar acción, de hacer algo al respecto
  3. Energía y motivación para perseverar en los múltiples intentos
  4. Claridad mental para darle orden y sentido a lo complejo
  5. Disciplina para ejecutar todas las tareas que conducen al resultado

Estos cinco elementos deben estar presentes y bien equilibrados. No importa si alguno de ellos nos resulta más divertido o atractivo que los otros. La innovación como resultado demanda disciplina de ejecución.

Inspiración

Las grandes ideas y las buenas intenciones son siempre muy abundantes, las innovaciones con éxito en el mercado, son muchas menos.

Disciplina operacional

Por paradójico que parezca, la inspiración y las ideas creativas al final siempre se encuentran con la disciplina operacional. Como el ying y el yang, la libertad creativa y la ejecución ordenada se complementan, cierran un ciclo de manera conjunta. Hay una fase divergente en donde se generan muchas ideas, alternativas y posibilidades diferentes. Luego hay una fase convergente donde se filtran y se seleccionan las distintas propuestas con una metodología más rigurosa que permite decidir qué será llevado a la fase de “prototipo” y experimentación.

Es importante que nuestra mente se mantenga abierta y flexible para transitar este camino lleno de contrastes. Saber primero “desordenarse” con el influjo de nueva información que tal vez nos resulta disonante, contradictoria, dispersa, paradojal o simplemente inconexa. Volver luego a “ordenarse”, a integrar lo disperso, a dar sentido, a buscar patrones, organizar y estructurar.

Articular nuevas relaciones entre un creciente número de variables representa un incremento de la complejidad. Esto demanda que nuestra mente se mueva a un nivel superior que le permita trabajar con esa mayor complejidad y diversidad conceptual. Como decía Louis Pasteur, “La suerte solo favorece a la mente preparada”.

Cambio, aprendizaje y expansión

Inspirarse, crear e innovar es la manera más importante de desafiar y expandir las fronteras de nuestra propia mente. Es una oportunidad única para desarrollarnos, aprender y desplegar una combinación de capacidades humanas, profesionales y técnicas.

La creatividad se abraza con el cambio. Nos libera de las ataduras del pasado y de la hegemonía de lo viejo. La inspiración no copia, no repite, no imita ni limita. La inspiración trae aire fresco, alternativas, libertad y vida. Las ideas creativas iluminan el futuro con ingenio, ilusión y esperanza. Crear es un cambio que renueva la mente, emociona al corazón y moviliza el cuerpo a la acción.

Nota del Lic. Leandro Javier Pérez Surraco

Si a nivel personal o dentro de tu grupo de trabajo buscas mejorar la creatividad a través de la renovación y la inspiración, puedes escribirnos a CONTACTO Bienestar Resiliente.

Deja un comentario