El “Human Giver Syndrome” (Síndrome del dador o cuidador humano) fue un término acuñado originalmente por la filósofa Kate Manne. La idea fue luego adoptada y adaptada dentro de la psicología
(removiendo la carga sobre el género) para hacer referencia a lo que ocurre con
aquellas personas o profesiones que ponen su foco y energía en “cuidar de otros”
(caregivers) y que, a raíz de ello, descuidan el cuidado propio.
A menudo se encuentra una alta correspondencia entre las personas con una
vocación de servicio, cuidado y sacrificio con aquellos roles profesionales en
los cuales se espera precisamente lo mismo: un alto nivel de entrega y dedicación.
Profesiones tales como medicina, enfermería, trabajador social, maestro, profesor,
terapista familiar, consejeros, coachs, personal de agrupaciones humanitarias,
madres, recursos humanos, oficiales de policía, bomberos, etc. requieren estar al
servicio y cuidado de otros en horarios extendidos, gestionar las emociones propias
y de terceros, manejar la frustración cuando las expectativas y los resultados no
coinciden, tener la habilidad para no identificarse demasiado con los problemas del
otro pero al mismo tiempo conservar la empatía, etc.
El mismo cuadro que se observa entre los profesionales del cuidado, también se ha
podido encontrar en cuidadores informales de personas. Personas que cuidan de
ancianos, niños o pacientes con alguna incapacidad para cuidarse por sí mismos, pero
que no recibieron una educación formal para hacer ese rol.
Por otra parte, si por su propio carácter, la persona es altamente auto-exigente,
competitiva, detallista, idealista o altruista se produce una combinación de factores
en donde hay una mayor vulnerabilidad y riesgo de “burnout”.
El “burnout”, muy común en nuestros días, es un estado de agotamiento físico y
mental causado por el involucramiento sostenido en situaciones emocionalmente
demandantes.
Se da con mayor frecuencia en las personas que ponen a los otros (cuidadores), o a
sus carreras, o a su éxito profesional, por encima de su propio cuidado y bienestar.
Se trata de personas con un imperativo auto-impuesto de darlo todo y a cualquier
precio para intentar lograr una cierta meta o logro que es muy importante para ellos.
Esto genera una brecha imposible de cerrar entre las expectativas propias y los
logros obtenidos, o entre las expectativas propias y las demandas (objetivas o
subjetivas) del rol, o entre las expectativas propias y la idea de “éxito” profesional.
El “burnout” puede ser causado por un alto y sostenido nivel de estrés en el trabajo,
en el hogar o en ambos simultáneamente.
El “burnout” opera sobre tres ejes fundamentales:
- Agotamiento Emocional
- Despersonalización
- Sentimiento de logro nulo
El “burnout” (y los síntomas asociados antes de llegar a ese punto) es bastante
frecuente como resultado de nuestro «estilo de vida moderno»: cambios demasiado frecuentes,
presión, velocidad, estrés, conectividad, exceso de información, competitividad, expectativa de éxito, consumismo, estereotipos, auto-explotación, etc..
Como es fácil de imaginar, el burnout se disparó notablemente con la aparición de la
pandemia de COVID ya que se multiplicaron las adversidades y los factores de estrés
de una manera súbita e imprevista.
Los más afectados fueron los médic@s y enfermer@s en la primera línea: unidades
de cuidados intensivos, emergencias, neumólog@s, infectólog@s, inmunólog@s, etc.
Pero también hubo una gran cantidad de personas y profesiones afectadas por
“burnout” y agotamiento emocional, que están por fuera de este grupo de alta
vulnerabilidad que he mencionado.
Como la pandemia nos puso en contacto directo con la muerte y con la enfermedad,
nos olvidamos que detrás de esos profesionales con uniforme hospitalario hay
personas que tienen todos los mismos desafíos que cualquiera de nosotros SUMADO
a el trato con los pacientes infectados, familiares en medio de crisis emocionales, el
temor a infectarse, el horario interminable, las expectativas sobre-humanas de los
distintos actores sociales, presión mediática, falta de descanso, desinformación
de la gente, temor a equivocarse en las decisiones clínicas tomadas bajo presión,
capacidad para salir adelante luego de perder a un paciente, insuficientes
recursos materiales, problemas familiares por estar ausente de casa, salarios que
tal vez no compensan ni el riesgo ni el esfuerzo… y un largo etcétera.
Complementando las expectativas casi heroicas que tenemos del personal de salud,
tampoco se suele hacer demasiado por su bienestar ya que como son ellos mismos
los “profesionales de la salud” asumimos (creo que erróneamente) que pueden
cuidarse bien.
Está más que claro que ralentizar la maquinaria de salud en medio de una pandemia
para cuidar, prevenir, re-energizar, restaurar y recuperar al personal extenuado, es
una tarea de planificación titánica.
Sin embargo, y como bien decía Stephen Covey, si estamos tan pero tan apurados
conduciendo que no tenemos tiempo para cargar combustible, más tarde o más
temprano, el vehículo se detiene…
Nota del Lic. Leandro Javier Pérez Surraco
Si crees que tu o tu grupo de trabajo se encuentran en riesgo de burnout o sufren de estrés crónico, no lo subestimes, escríbenos a CONTACTO Bienestar Resiliente. Podemos ayudar !
Bibliografía Complementaria
- Burnout: The Secret to Unlocking the Stress Cycle. 2020. By Emily NagoskiI, PhD and Amelia Nagoski,
- DMA
- COVID-19 pandemic: Burnout syndrome in healthcare professionals working in field hospitals in Brazil
- Prevalence and correlates of stress and burnout among U.S. healthcare workers during the COVID-19 pandemic: A national cross-sectional survey study
- Determinants of Burnout and Other Aspects of Psychological Well-Being in Healthcare WorkersDuring the COVID-19 Pandemic: A Multinational Cross-Sectional Study
- Burnout among Physicians and Nurses during COVID-19 Pandemic
- Informal Caregiver Burnout? Development of a Theoretical Framework to Understand the Impact of Caregiving
- American Medical Association Guide – Caring for the caregiver