Contribuciones de Oriente al bienestar y la salud

Tal vez unos 2500 años tarde, pero los occidentales empezamos a entender mejor los aportes de Oriente. Muchos se preguntan a qué se debe este auge “orientalista” del yoga, la meditación (o mindfulness), la filosofía de vida hinduista y budista, la comida vegana, la respiración (pranayama), los retiros, etc.

¿Cómo fue que los occidentales llegamos aquí?

¿Cómo es que una corporación occidental puede interesarse en el yoga o el “mindfulness” dentro de su programa de salud?

El estilo de vida occidental, el confort, la tecnología, el consumo, el cambio frenético y los hábitos insalubres han dejado al occidental moderno desprotegido en un entorno incierto y turbulento.

Con Gobiernos distantes y muchas veces alienados, corporaciones marcadas por la codicia ilimitada, trabajos esclavizantes, creciente estrés, adicción al consumo, calentamiento global, corrupción política, una medicina impersonal que nos trata más de lo que nos cura, un ejército de psicoterapeutas, psicólogos, psiquiatras y coachs tratando de recomponer mentes “quemadas”, dietas efímeras, sobrepeso y obesidad, teorías conspirativas, cultura Tik Tok, medicamentos para la presión, la diabetes y el colesterol, gimnasios que se pagan para no ir, personal trainers despechados por el abandono y otras tantas modas que no parecen conducirnos a ninguna parte.

Efectivamente, en este marco de “modernidad” la búsqueda de la felicidad se volvió una tarea difícil y elusiva para los hiperactivos y distraídos occidentales.

Con muchos buscadores dando vueltas y con pocas respuestas que funcionen o convenzan, aparece en el menú de opciones la corriente oriental (hinduismo, budismo, yoga, meditación, respiración, etc.).

Dentro de esta corriente, hay muchas respuestas muy novedosas, interesantes y bien desarrolladas que se han utilizado con bastante éxito durante muchos siglos: cómo comer para mantenerme saludable, cómo ejercitarme, cómo mantenerme flexible hasta la vejez, cómo reducir el ruido mental y la confusión, cómo bajar el nivel de estrés, cómo ser respetuoso con los demás seres vivientes, cómo auto-cuidarme, cómo gestionar emociones negativas, cómo llevar algo de paz a la mente, etc.

El Hinduismo y el Budismo ofrecen una serie de respuestas alternativas, atractivas y bien articuladas para algunos de nuestros problemas más actuales. Por otro lado, los occidentales no tenemos demasiado que perder porque en nuestra histeria de consumir nuevas experiencias ya hemos probado muchos caminos diferentes y aún seguimos sin encontrar la piedra filosofal de la felicidad.

Aparece en el horizonte el programa Budista: una filosofía de vida muy pacífica, esencialmente no religiosa en sentido estricto, amigable y abierta con todos, que no amenaza con infiernos flameantes, tampoco coacciona a nadie a hacer nada bajo el riesgo de padecer la ira divina, es comprensiva y compasiva con todos los seres vivos, respeta y ama la naturaleza, procura y valora la humildad personal, busca la sabiduría y la caridad desde adentro hacia afuera.

Básicamente el Budismo invita a ser lo que uno puede ser. Las consecuencias de mi accionar y de mis intenciones siempre estarán allí presentes, pero no constituyen ni un castigo ni un premio, no son ni buenas ni malas, son solo consecuencias naturales. Un devenir natural de la historia de la persona enmarcada en el curso de la historia del universo. Sin juicios de valor, ni juicios finales.  

El Budismo me da tiempo infinito para aprender. Aunque… el ciclo del “karma” continúa en pie hasta lograr la iluminación, que es el acto de salir de este juego de la Oca karmico. El devenir no es ni más ni menos que la consecuencia natural de las acciones, decisiones e intenciones del pasado, actuando aquí y ahora. Decisiones e intenciones tanto propias como ajenas se entretejen dando lugar al fenómeno del momento presente. Cuantos más deseos y temores se alimentan, mayor es el sufrimiento.  

Tomo ahora al yoga como ejemplo. Muy anterior al Budismo, el Yoga tiene raíces lejanas en la historia de la India y ha influenciado al Budismo como la primera práctica que procuraba una unión del cuerpo, la mente y el alma.

Cuando uno inicia su camino en el yoga puede verlo al principio desde la perspectiva occidental: una serie de ejercicios de respiración, estiramiento, flexibilidad, fuerza, elongación y resistencia, muy bien organizados y coordinados.

Al progresar en el camino de la práctica del yoga, uno -eventualmente- comienza a encontrar lo que está más allá de lo físico y lo corporal. Sinergias mente-cuerpo-emoción que le dan al yoga su particular diferenciación y valor.

En el siguiente nivel del yoga, aparece una práctica silenciosa con atención plena, donde los movimientos, la respiración y los estados de la mente fluyen en armonía y encuentran niveles crecientes de conciencia y paz interior. Meditación y Yoga se funden uno con el otro en su fase avanzada.        

Con la meditación (como practica propia y separada del yoga) se da un camino parecido, hay una serie de pasos a recorrer -con gran paciencia- que arrancan con la relajación, la posición, la respiración, la simetría corporal, la auto-percepción y la observación del flujo de pensamientos.

Las meditaciones guiadas pueden ser de ayuda para el principiante. Se aprende con ellas a enfocar la atención en una sola cosa (lo que voy escuchando) y a reducir concomitantemente la apertura de mis sentidos a las perturbaciones externas. Finalmente, es estar totalmente inmerso en la instrucción del guía sin alejarme ni desviarme.

Luego aprendo a gestionar el silencio exterior y el interior (esa conversación mental), este es otro gran paso en este arte de meditar. Dirigir la atención a puntos externos o hacia mi interior. Reducir los estímulos y distracciones externas e internas con el empleo de ciertos mantras, cantos o sonidos. No juzgar. Dejar ir. Soltar. Aceptar.  

Cese de la búsqueda de, o del esfuerzo para, o de la acción orientada a.

Cese de la palabra, nombres, formas, diferencias o bordes. Situarse en el espacio entre dos pensamientos. (…)

(*) Descargo legal: Lo que aquí describo tan alegremente puede tomar muchos años de práctica disciplinada…

De manera similar, la gestión de la respiración tiene también un desarrollo a través de etapas sucesivas hasta que uno logra un cierto grado de maestría.

Lo bueno es que nadie nos presiona ni nos obliga a hacer nada. No es una carrera ni tampoco una competencia. No es que deba llegar a alguna parte en un tiempo determinado. Cada uno crece en su práctica, a través de su práctica y desde su práctica. El camino, es el de cada uno y es el único que puede ser.

Desde el punto de vista intelectual, tanto el Hinduismo como el Budismo tienen un desarrollo muy amplio y frondoso, rico en corrientes y en propuestas explicativas. Esto puede resultar bastante confuso y complicado al principio. La buena noticia es que todas estas múltiples clasificaciones, sub-clasificaciones y sub-sub-clasificaciones, se circunscriben y limitan a la organización de constructos mentales…lo cual, dentro del propio Budismo, solo suma más ilusión (Maya) a este devenir mundano (Samsara)…

En consecuencia, estudiar y comparar diferentes autores, libros y corrientes Budistas encontrando sus diferencias y similitudes, conduce a un ejercicio intelectual que puede ser bien recibido y reconocido por la mente occidental, pero que es de contribución marginal en el avance espiritual (si, ahora puede respirar profundo tres veces…suelte el aire despacio por la nariz…). Lo intelectual es pensamiento y pertenece a la dimensión mental. La paz espiritual «es«. No se piensa ni se intelectualiza sobre ella.

La práctica (Yoga, Meditación, Respiración) y hablar sobre ella, son dominios distintos y distantes.

Al occidental le cuesta mucho más la práctica disciplinada que la intelectualización y la conceptualización (hablar) acerca de contenidos y comportamientos. 

En este sentido, dentro del Budismo Zen es frecuente utilizar koans o hacer referencias a diálogos entre discípulo y maestro en donde se llega a una contradicción lógica o discursiva que es insalvable y no puede ser “resuelta”. Esta práctica no es inocente, persigue el objetivo de producir un quiebre brusco en la secuencia lógica del discurso, romper su consistencia y su coherencia, para mostrarle al discípulo que, una vez más, ha caído en la trampa: procura alcanzar lo espiritual desde el entendimiento intelectual. Los pensamientos, los razonamientos y las palabras, en tanto provienen de la mente, solo contaminan la escena con más dualismos. No solo NO llevan al plano espiritual, sino que son precisamente el obstáculo a vencer. Esto último, para el occidental, cae como un balde de agua fría, pero es tremendamente poderoso.     

En el Budismo Advaita Vedanta aporta otra idea interesante. La dualidad sujeto-objeto, con todas sus derivaciones, son consideradas el equivalente del “pecado original” Cristiano. Porque conducen al sufrimiento por la doble vía apego/temor. Por un lado deseo sentir placer y me apego a todo lo que lo produce, por otro lado, tengo miedo a perderlo y rechazo lo que me pueda causar dolor. Una misma moneda con dos caras.  

Para esta misma corriente, mi propia identificación con mis pensamientos, con mis emociones o con mi cuerpo, producen una idea falsa de quien soy “YO”. Esa falsa identidad construida conceptualmente, me conduce a un sinfín de errores y enredos concatenados. La única opción para salir de ese embrollo es abandonar esa falsa identidad descubriendo Quien Soy. Ese falso concepto de “YO” (como un Sujeto separado, aparte), me deja en contraposición (dual) a “un mundo externo” repleto de “objetos” (el perro, el libro, el jefe, el cielo, la política, la gallina, la guerra, el mechero, el mar, la luna, el iphone, etc.).

Nisargadatta Maharaj lo dice con suprema elegancia en el siguiente diálogo con un discípulo:

¿Estás seguro de que haces lo correcto? Has llegado aquí con cierto conocimiento. Si insistes en oírme, puedes llegar a la conclusión de que todo ese conocimiento no es más que un montón de conceptos vanos, e incluso de que tú mismo eres un concepto. Te encontrarás en la situación de alguien que de pronto se da cuenta de que su tesoro se ha convertido en cenizas durante la noche. ¿Qué piensas entonces? ¿No sería mejor, más seguro, volver a casa con tu «riqueza» intacta?

[…]

¿Tienes claro que tú eres anterior a toda conceptualización? Lo que como fenómeno pareces ser, no es más que conceptual. Lo que eres en realidad no puede ser comprendido por la simple razón de que en el estado de ausencia de conceptualización ¡no puede haber nadie que comprenda lo que es!           

Para los que conocen la historia Cristiana, existen ideas que se intersectan bastante con las del Budismo. Una de ellas es esta idea de que el “YO” aparece en el centro de muchos de nuestros grandes problemas

La vida de los Apóstoles y de muchos Santos ha pasado por la entrega total, la devoción, la dedicación total a la oración, la ayuda incondicional al otro, logrando como resultado una desaparición del sí mismo. El Amor Cristiano es vaciarse de toda forma de Ego(ismo). La devoción es amar sin condiciones, aceptar, darse, entregarse por completo. El vaciamiento del Ego (falso “YO” Budista) no deja a “nadie” allí para filtrar, juzgar a otros, someter a escrutinio, separar lo agradable y lo desagradable, lo deseable y lo condenable, lo bueno y lo malo.

Aclaración: “Yo” y “Ego” en este sentido y contexto no coinciden con las definiciones para esos mismos términos dentro del campo de la Psicología.   

El Budismo va un paso más allá: para quien se encuentra en un nivel espiritual avanzado, pensar sobre el Buda, pensar sobre Dios, pensar en un mantra o pensar en una oración…todavía es pensamiento. Esto revela al pensador detrás, un sujeto que piensa acerca de algo que ha sido objetivado…

El paso final es la [no-dualidad] es decir la absorción. Explicar esto último sería como si intento explicar un koan Zen…  

Resumiendo ¿Cuáles son los grandes aportes del Budismo al camino del Bienestar?

  1. Vivir en el presente: Vivir aquí y ahora porque es lo único que tenemos. Abandonar las preocupaciones sobre un futuro imaginado y especulativo o sobre un pasado irreversible al que ya no se puede regresar.
  2. Trascender la Dualidad: El apego a las cosas, las personas y los lugares. El deseo y la dependencia de ellos para poder ser felices. Del otro lado de esa misma moneda: el temor a perderlas y sentir dolor. El rechazo selectivo hacia lo que nos desagrada, nos amenaza o nos quita el confort.
  3. ¿Quién soy “Yo”?: Pone en evidencia un falso “Yo”. Una identificación errónea y dualista con mis pensamientos, mis emociones y mi cuerpo que me impide observar conscientemente quien soy. Explora como trascender a ese relato construido con fragmentos de memorias, emociones y experiencias pasadas. Esto permite salir del sufrimiento y la confusión. 
  4. Meditar: Vaciar la mente. Experimentar la relajación, el silencio y la paz. Conciencia plena aquí y ahora. Trascender el ruido externo e interno (de los sentidos, los pensamientos, las emociones y el cuerpo).
  5. No-acción: La acción y la reacción, el estímulo y la respuesta son parte de una rueda del ciclo karmico. Siempre hay consecuencias para toda acción e intención. La inacción budista es la capacidad de observación consciente, la aceptación plena de lo que ES tal cual ES. Sin intervenir (ni desear intervenir), sin tratar de cambiarlo, sin controlarlo, sin alterarlo, sin influirlo, sin desviarlo, sin manipularlo con el propósito de que satisfaga mis expectativas y deseos (originados en el falso “YO” dualista)…Otro balde de agua fría…              

Es muy difícil -tal vez imposible- honrar debidamente los milenios de cultura y sabiduría oriental. Solo he puntualizado aquellas mega-contribuciones que son útiles para el bienestar y particularmente aquellas ideas que resultan disruptivas y contra-intuitivas para la mente occidental.

Espero hayan disfrutado este corto viaje “sobrevolando” algunos de los grandes aportes de oriente al Bienestar Resiliente.   

Nota de (…) lo que parece ser…

Leandro Javier Pérez Surraco

 

Bibliografía Complementaria

Be as You Are. The Teachings of Sri Ramana Maharshi. Edited by David Godman. 1988

I am That: Talks with Sri Nisargadatta Maharaj. 2003

Meditation is not what you think: Mindfulness and why it is so important. Jon Kabat-Zinn. 2018

 

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